martes, 23 de junio de 2009

Retrocediendo.


Uno de los peores cánceres de la democracia, por delante incluso del paro y del terrorismo, es la burocracia ejercida por muchos funcionarios a través de la terrorífica, insensible y cruel dictadura del funcionariado. Y, sin embargo, es uno de los secretos a voces mejor guardados, escondidos y amparados por todos: desde las Administraciones públicas a los medios de comunicación pasando por encima de la impotencia de los súbditos sometidos que la sufrimos diariamente.
No les entra en la cabeza a la inmensa mayoría de funcionarios (por mucho que digan lo contrario) eso de que son servidores públicos y que ellos están para servir a los ciudadanos, que somos los que les pagamos la nómina cada mes. En lugar de esto, siguen teniendo la mentalidad de que somos conejillos de indias a los que humillar, insultar y ofender despóticamente sin consecuencia disciplinaria de ningún tipo, con total y absoluta impunidad y con un desprecio y prepotencia dignos de merecer una temporadita en la cárcel para que pudieran disfrutar de una buena cura de humildad. Bueno, a los ciudadanos y a sus propios jefes que muchas veces son los únicos que trabajan un poco y también los puentean y zancadillean a base de bien hasta doblegarles y aburrirles para que se estén calladitos y aborregados y traguen con todo sin rechistar. En eso consiste, entre otras cosas, la dictadura del funcionariado que soportamos. Y conste que no suele ser un problema de corrupción económica. No. Aunque he de confesar que me aterra tener que reconocer que igual eso suavizaba el asunto un poco y lo hacía más humano.
Todos tenemos algún familiar o conocido que ha conseguido, por fin, el codiciado y extraterreste estatus de funcionario y sabemos que no son mosntruos con cuernos, rabo y tridente. No. Son personas como nosotros que, debido al sindrome de Mr. Hyde, se transforman en superhéroes (más bien supervillanos) en cuanto pisan su puesto de trabajo (es un decir) y se consideran investidos de superpoderes sobrenaturales que pueden ejercer tranquilamente como les plazca. Aún así, algunos son tan buenos que sólo te bacilan un poco, no demasiado, de una forma soportable y no transforman mucho ni interpretan el sentido de las leyes, normas reglamentarias, ordenanzas y circulares internas a su completo antojo. No. Es cierto. Hay algunos moderadamente buenos que te atienden con educación e incluso ponen gestos de disgusto cuando tienen que negarte algo o pedirte algún requisito adicional que no figuraba en el programa o cuando te piden documentos a los que ellos tienen acceso y, por ley, no tendrían por qué pedirte. Es cierto. Algunos son razonablemente majetes y hasta comprenden (aunque corporativamente no puedan compartir jamás) tu cabreo. Pero seamos sinceros: son los menos. Aún así, quiero enviarles desde aquí un saludo fraterno de agradecimiento ya que no me atrevo a soltarles una proclama revolucionaria que les insuflara el coraje necesario para romper las cadenas con las que les tienen atados sus colegas más radicales.
Y es una pena, porque con un poco de buena fe (y muchas profundas reformas siempre aplazadas) se podría transformar esa dictadura en una democracia para el bien de todos y en especial de los sufridos administrados. Si Larra levantara la cabeza, lloraría al ver cómo no sólo no hemos mejorado, sino que hemos retrocedido desde sus indignados artículos contra el burocratismo. Tal vez algún día, quizás mañana ... vuelva usted, por si acaso, a ver qué se puede hacer. En fin, tenemos que seguir intentando acabar con esta lacra, como con tantas otras que nos asolan.
Javier Auserd.
P.S.:
Cadena SER, 29/6/2009.
España a la cola de los países ricos en buen gobierno y anticorrupción.
En general, en todas las dimensiones de gobernabilidad, España está por debajo de la media de la OCDE, aunque figura por encima de países como Italia, Grecia y Chipre.
Es lo que puede extraerse de un informe del Banco Mundial. España es uno de los peores países industrializados de la OCDE en las categorías de buen gobierno y lucha contra la corrupción. En general, en todas las dimensiones de gobernabilidad, nuestro país está por debajo de la media, aunque figura por encima de países como Italia, Grecia y Chipre.
La octava edición de 'Los Indicadores Mundiales de Buen Gobierno' muestra que España no sólo no ha mejorado en la última década en los seis parámetros que evalúa el estudio, sino que ha empeorado en apartados como el de la 'Efectividad gubernamental', que mide el funcionamiento de la burocracia estatal.
En general, en todas las dimensiones de gobernabilidad, España está por debajo de la media de la OCDE, aunque figura por encima de países como Italia, Grecia y Chipre.
Los autores del informe definen gobernabilidad como las tradiciones e instituciones mediante las cuales se ejerce la autoridad en un país, lo que incluye la forma en la que se seleccionan, controlan y reemplazan los gobiernos, así como la capacidad de estos para formular e implementar políticas sólidas.

3 comentarios:

  1. Con las excepciones que ya apuntabas, lo cierto es que un enorme porcentaje del funcionariado, da la sensación de creer pertenecer a una casta superior. (De hecho, privilegiados sí son)
    Pero muchos ventanilleros de las ventanillas públicas se comportan como si hubieses ido allí con la única intención de molestarles. "Maldita sea. Qué puñetas querrá ahora éste" parecen pensar, a jugzar por el gesto que te ofrecen.
    Mejor que Larra no levante la cabeza. Fliparía.
    Un abrazote.

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  2. ¿Entonces no es que siempre les pille el día malo, todas las veces?. Es que son así mayormente... lo peor es pillarles hablando por teléfono, ahí me quedo esperando de pie un minuto y otro y otro. Me dan ganas de decirle espero que sea una llamada local.

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  3. Quizá ellos sean seres normales y es el lugar de trabajo, o el agua que allí toman los que los tornan tan cual se muestran tras las ventanillas:)
    Una ve, una funcionaria de tráfico, se atrevió a darme lecciones de cómo educar a mi hijo, cuando acudí a ella para solucionar una denuncia de tráfico de éste. No dudo en que algo de razón llevaba la mujer, pero de lo que no me caben dudas es de que, madre no era, desde luego, porque nadie que tiene hijos habla con tanta desfachatez y prepotencia sobre algo tan difícil como es el tema hijos.

    Cuando me toca arreglar papeles y lidiar con gente tan "superinteligente" que te hacen parecer "mínimo", me pongo mala, pero mala fisicamente.

    Abrazos

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