domingo, 1 de noviembre de 2009

Moscas en noviembre.






Obnubilados con el llamado "buen tiempo", no vemos los efectos ya visibles del cambio climático. Pero antes del cambio climático ya hubo muchos pastorcillos que alertaban de la venida del lobo (este de verdad terrible, cruel, provocado por los poderosos y sufrido por el resto) anunciando las sequías, la desertificación, la desaparición de los humedales, el incremento de los incendios, el agotamiento de los recursos naturales y, en fin, la progresiva destrucción del mundo con toda su inmensa riqueza medioambiental por parte de especuladores criminales, corporaciones empresariales asesinas y políticos corruptos a su servicio. Lo que pasa es que el desastre ya está aquí, aquí mismo, lo tenemos encima (y no sólo porque haga "buen tiempo" en noviembre, que también) y ahora nadie quiere hacerle frente y todos miran para otro lado, sindicatos incluidos, como si la aniquilación de la Tierra a velocidades de vértigo fuera a crear muchos puestos de trabajo indefinidos, porque si la Tierra se muere sólo tendrán trabajo los enterradores y luego ni ellos.
El culpable es el capitalismo ultraliberal neocon, pero el engendro pseudo comunista socialimperialista chino tampoco se queda atrás y arrasa con todo y los ahora llamados "países emergentes" también exigen sus derechos de intervención en la bárbara, implacable y rápida liquidación del planeta.
No es catastrofismo apocalíptico, por desgracia (ojalá lo fuera), es una espantosa realidad. Yo no digo que la vida se vaya a acabar de la noche a la mañana, mañana mismo, pero sí es el fin del mundo conocido y el cambio en el estado del bienestar al que nos habíamos acostumbrado. No sucederá en horas, días, meses, pero poco a poco, más pronto que tarde, muchas de nuestras sacrosantas y absurdas comodidades irán cambiando y haciéndose imposibles. Y nos podríamos dar con un canto en los dientes si la cosa se quedara ahí. Surgirán más guerras económicas y estratégicas por el agua, por los yacimientos energéticos, por los últimos recursos, conflictos entre naciones poderosas, aumentará el hambre y la miseria mucho más aún de lo que ya han aumentado, las fronteras europeas del Imperio irán saltando en pedazos, se agudizará la represión en los países pobres pagados por los ricos para que contengan a sus poblaciones hacinadas en cárceles pero llegará un momento en que todo estallará porque no hay nada que pueda taponar siempre la furia de los inocentes.


Me he despertado, de golpe, en el sopor del cálido noviembre de un maravilloso buen tiempo al fin conseguido en el hemisferio norte. Habrá sido una de estas moscas que revolotean juguetonas por la habitación. Voy a merendar. Aunque ahora que recuerdo, no hay nada en el frigorífico. Y tampoco hay frigorífico, ni electricidad, ni agua corriente. Un momento, ¿moscas en noviembre? Pero ... ¿en qué realidad he despertado?
c) Javier Auserd.

2 comentarios:

  1. escribiste el 1, estamos a 12. Ayer en Madrid el termómetro del coche llegó a marcar 27º, según los científicos al cholo le quedan 70 años, yo lo dejo en 50, poquito a poco...

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  2. No seas tan pesimista,hombre, que hay mucha guerra que dar. Es verdad que las moscas son molestas pero más aún fuera de temporada.
    Un abrazo.

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