martes, 8 de diciembre de 2009

Un detalle molesto (el factor humano).


En los complejos vericuetos del entramado de ingeniería diplomática encaminado ahora a no molestar al sensible y voluble vecino del sur (experto en chantaje, maestro de extorsión, niñito mimado de los todopoderosos descendientes de los enfans de la Patrie), se ha colado un elemento molesto e imprevisto con el que no se contaba: Aminetu Haidar, el factor humano que tan magistralmente escribió Graham Green (que sabía muy bien de lo que hablaba).
Y, claro, hay que contrarrestarlo.
Echaremos mano primero de nuestros tertulianos afines que, como quien no quiere la cosa, irán dejando caer detalles y mentiras envueltos cuidadosamente en papel de celofán, que vayan sembrando dudas y confusión en los ya de por sí confusos oyentes y teleespectadores. Luego mezclaremos insinuaciones entre las noticias que enrevesen todo todavía más. Reforzaremos el puré con declaraciones de medio y tercer nivel preocupadas por la persona y la situación con gotitas de apocalípticas consecuencias. Y llegaremos al segundo escalón de la "gobernanza" (espantoso palabro guay de moda que causa furor entre la élite dirigente), quien emitirá una selección de tautologías ridículas y se quedará más ancho que largo con cara de bambi muy bueno que no ha roto un plato en su vida y está muy desolado porque la plebe, ya se sabe, no tiene sentido de estado ni de responsabilidad ni de nada (y ¡cómo está el servicio!). Al mismo tiempo, iremos colocando primero como tercer culpable a la víctima, que pasará a ser luego segundo y al final la apoteosis del potaje la situará (a la víctima) en cabeza de la culpabilidad más abominable que junto con el evidente mal gusto de su intransigencia completará el circulo perfecto del plan que, curiosa y desde luego casualmente, coincidirá con lo que ya venían diciendo más toscamente los verdaderos causantes del desafortunado, inoportuno y nada chic incidente (osea, te lo juro, fíjate qué desagradable).
¡El factor humano! ¡Ah, qué sería del plácido ejercicio del poder, sin él! ¡Una delicia, sería! Pero ahí esta. Y ¿qué podemos hacer con él, aparte del proceso automático de pasarle, como hemos visto, por encima la apisonadora del desprestigio?
"¿Nos va a regañar alguien poderoso?" - nos preguntamos. "¡Claro que no!" - nos respondemos. "Pues nada, repetimos el bucle final hasta la saciedad y luego echamos tierra encima" - concluímos.
Y en eso están.
De verdad, Aminetu, que nada me gustaría más que equivocarme y que las cosas pasaran de otra forma. Que triunfara la Justicia y la Razón y que el pequeño David ganara otra vez al gigante Goliat, contra todo pronóstico, como en aquél cuento tan bonito que se coló en un librote sangriento y truculento llamado Biblia.
En fin, quién sabe ... igual todo es posible (¡ojalá!) y acaba bien. Te lo deseo de todo corazón. Ponte bien para fastidiar a los verdugos y a sus lacayos (los ingenieros esos). De verdad creo que sería lo más inteligente. Un beso muy suave.
Javier Auserd.

3 comentarios:

  1. Cuántas intrigas lleva el gobierno, la política. Cuánta mentira. cuánto interés...

    Muchos besos.

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  2. Me temo que no será así.
    Esto es el resultado de la política de un país de cobardes gobernados de manera indecente.

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  3. Cada día me decepciona más la politica, si es que eso es posible, porque desde que la conocí me está defraudando, y mira que tengo años.

    No sé, ojalá que esto se solucione y bien y pronto, pero...

    Ábrazos

    PD: Gracias por la loteria.

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