lunes, 18 de enero de 2010

La dignidad y la muerte.


El caballero, la muerte y el Diablo (1513), grabado de Alberto Durero (1471-1528).
Me indigna pensar cómo aunque la muerte sea igualitaria en sí misma sin embargo no es igual para todos en cuanto a las formas. Me explico. Quiero decir que la muerte nos alcanza a todos por mucho que corramos intentando eludirla (yo no, ni muchas personas, pero para el caso es lo mismo, me solidarizo con la estupidez humana y vale). En ese sentido es igualitaria. Pero no es lo mismo la exposición de la imagen de su muerte que les hacen representar los servicios funerarios a los poderosos, famosos, figuras importantes de lo que sea, que la recreación que inmortalizan algunos fotoperiodistas de las grotescas e incluso impúdicas posiciones de algunos muertos pobres o muertos en catástrofes naturales o en atentados provocados. Eso no es igual. No sé si me explico.
Y lo digo a cuento de una de las muchas fotos terribles de los terremotos que han devastado Haití estos días, que me ha llamado la atención y que no voy a poner (por respeto a la mujer muerta que aparece en ella) y de la que no voy a dar más detalles. Yo no digo que los reporteros no hagan su trabajo ni que lo hagan con mala fe, pero me parece muy triste que a las estrellas de cine o del colorín se las recomponga para que no presenten la cara más denigrante de una muerte en ocasiones laboriosa e indignamente buscada y en cambio otras personas no puedan tener una mínima dignidad ni siquiera a la hora de que otros plasmen la imagen de una muerte no buscada que les ha sorprendido en posiciones poco agradables (por decirlo de una forma suave). Sí, sí, es posible que la vejez me esté convirtiendo en un conservador puritano, carca y cascarrabias, no digo que no, aunque dudo que nunca (viejo o joven) me haya gustado el morbo o me haya recreado en la contemplación enfermiza de la miseria humana viva o muerta (mucho menos muerta porque en ella no interviene la propia voluntad del interesado). Eso no me hace sentir mejor, desde luego, porque no soluciona nada y sólo lo que soluciona algo puede reconfortar un poco de la constatación de la maldad y la podredumbre de la condición humana. Es sólo que me entristece aún más la falta de dignidad en este mundo tanto en la vida como en la muerte.
Tendría que haber una especie de autocensura profesional ética y moral para evitar la contemplación de algo que, aunque real y verdadero, resulta indigno para quien involuntariamente lo protagoniza, pero ya me figuro que eso debe tener mala prensa. También está el inevitable argumento de que si no lo saco yo lo saca otro (¡ah, bueno, entonces nada, sácalo tu, majete!). Y tantas otras razones como espectadores potenciales, aumento de audiencias y revalorización de anuncios publicitarios con su componente de mantenimiento de los empleos (entonces no se hable más, no nos vayan a tachar de propatronales), etcétera.
En fin, yo no soy quién para decirle a nadie lo que debe o no debe hacer, es sólo una reflexión en voz alta, un absurdo e impotente lamento en medio del horror de todo tipo donde la dignidad de los muertos no tiene ninguna importancia.
Javier Auserd.

4 comentarios:

  1. Hoy, después de ver como los focos de los reporteros despertaban a los refugiados que dormían en el suelo, he recordado aquella triste fotografía de Eritrea, con el niño doblado muriéndose y, a pocos metros, el buitre esperando paciente.

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  2. Sé a qué imagen te refieres, ya que a mi me impactó de igual manera. Mira que estos días hemos visto imágenes de la catastrofe, pero ésa en especial es la que más me ha herido, quizá por lo innecesaria. Hay cosas que no se deben mostrar, porque ya tenemos suficiente imaginación para elucubrar sobre la tragedia que ha ocurrido allí e imaginar lo peor de lo peor
    A veces, por subir varios espectadores, dan la nota a base de bien...en este doloroso caso, a base de mal.

    Abrazos

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  3. Sé muy bien a qué te refieres y estoy de acuerdo contigo absolutamente. No lo sé, pero pienso que lo de "informar" gráficamente está pasando a ser un "corre que te pillo sensacionalista e irrespetuoso" que sólo persigue el engrosamiento del ego del fotógrafo y que, desde luego, no tiene en cuenta ni el respeto ni el pudor, ni del fotografiado, ni del público al que van dirigidas esas fotos.
    En cualquier caso, la realidad es bastante terrible como para que encima se regodeen en el dolor que desprende y a mí, particularmente, ese tipo de fotos me indignan aún más si cabe.
    Un abrazo libertario.
    Hannah

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  4. Hola, Pau, Trini, Hannah, gracias por venir y por entenderme porque es difícil en vista del grado de sensacionalismo no achacable del todo a los profesionales que hacen su trabajo. Lo que pasa es eso: que indigna mucho que se tome a los pobres (lo digo en el sentido menos demagógico posible) como cachos insensibles de carne sin humanidad que se pueden manipular vivos o muertos (mejor muertos). Ya sé que es muy atroz lo que digo, pero es que ya no sé cómo expresar tanto malestar. Se debe dar a conocer lo que pasa, por supuesto, pero como señaláis hay que poner algo de sensibilidad en todo porque si no nos convertiremos en autómatas a una velocidad impúdica.
    Siempre me alegra mucho leeros, además me hace sentir que no estoy solo en este mundo enloquecido no de ahora sino de toda la vida.
    Abrazos muy fuertes.

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