jueves, 18 de marzo de 2010

Sisters of Mercy. El brazo armado de la fe.

Cualquier coincidencia con la realidad es puro parecido.
El Servicio Especial de Refuerzo Vital Asistido (Su Eminencia ReVerendísimA, en el argot interno) fue fruto de las necesidades de los tiempos. Cuando empezaron los abucheos a los obispos y prelados de la iglesia por parte del populacho en países hasta entonces considerados seguros, una imparable ola de inquietud y preocupación recorrió la inmensa extensión de la jerarquía eclesiástica sacudiendo sus cimientos. Una cosa era intentar cumplir los votos de castidad, obediencia y pobreza y otra muy distinta era jugarse la vida o al menos el orgullo por dedicar toda una vida al servicio del Señor.
De modo que, pronto, se empezó a pensar en diseñar y poner en marcha un servicio de protección que amparara primero y ante todo de obispos para arriba y luego ya se vería. Desde luego que, para cumplir mejor los fines deseados, debería estar compuesto por monjas con un adecuado entrenamiento militar que incluyera, claro está, los métodos más sofisticados de defensa personal, conducción de automóviles y vehículos blindados en situaciones de emergencia, protección de autoridades, manejo de armas de fuego, evacuación segura de áreas conflictivas, evaluación de riesgos potenciales, actuación preventiva y, también, los últimos artilugios y métodos de comunicación y autodefensa ad maioriem Dei gloriam (A.M.D.G.), todo bajo la dirección y estrecha supervisión de la Guardia Suiza neumática, naturalmente, aunque como un cuerpo de ejército auxiliar camuflado bajo la apariencia de chóferes femeninas de los prelados.
Sin embargo, en poco tiempo, no dejó de pasar desapercibido el aire militar de estas monjas de estilosos y negros trajes de chaqueta con pantalones que tenían toda la pinta de hacer labores de escolta además de conducir los elegantes Audis de Sus Eminencias.
Pero el secreto, como suele ocurrir, quedó expuesto en parte cuando una luminosa mañana de mayo en la plaza de la Catedral de Cuentas al explotar por accidente varios globos infantiles, tres “conductoras de negro” sacaron unos pistolones inmensos, rodaron por el suelo en inverosímiles piruetas de autodefensa, metieron al Cardenal y a sus asustados secretarios en un coche negro y partieron a toda velocidad de la plaza en dos coches y una moto de gran cilindrada dejando a los alucinados espectadores ocasionales del espectáculo pirotécnico con la boca abierta y varias nubes de humo de los derrapes de emergencia y los sonidos y luces de una granada de aturdimiento lanzada por una de ellas mientras se replegaban. Por supuesto que se quitó importancia al asunto y se cubrió de eufemismos, pero había saltado la liebre.
Claro que, como no podía ser de otra manera, eran monjas. Liberadas de sus piadosas tareas cotidianas y sometidas a numerosos entrenamientos y prácticas, desde luego, pero monjas al fin y al cabo. Y, encima, habían sido entrenadas en Ismael dentro del máximo secreto por el Nossad.
Los rumores continuaron, pero la táctica del tiempo y el avestruz que tan buenos resultados ha dado siempre, impuso la lógica aplastante y absurda de la confusión y las aguas volvieron a su cauce a pesar de que las mismas “mujeres de negro” seguían acompañando a los curas en todos sus movimientos dentro y fuera de sus diócesis respectivas.
Mas, aunque las Conferencias Epistolares seguían negando la mayor, fue abriéndose paso entre el vulgo un infundio mucho más peligroso que la verdad como era que El Platicano había puesto un servicio de retribución sexual a sus prelados habida cuenta de que estas monjas eran guapas y, al lado de obispos y cardenales, resultaban espectaculares. Para atajar estos rumores tan dañinos, se organizaron ruedas de prensa en todo el mundo. Aquí los portavoces, además de dar ruedas de prensa, visitaron las televisiones, emisoras de radio y periódicos haciéndose entrevistar en los principales programas de mayor audiencia. En declaraciones a la cadena ESTAR el portavoz de la Conferencia Epistolar aseguró que el neumatismo también necesitaba protección ante los virulentos ataques de los enemigos de la fe neumática y eso era lo que estaban atendiendo.
-Pero ¡¿a dónde vamos a ir a parar?! – dijo el portavoz – ¡A este paso, cualquier día nos acusarán de … heredar prostíbulos, por ejemplo, o algo así! ¡Esto es intolerable ya, hombre!- sentenció el jerarca con la mirada perdida.
c) Javier Auserd.

4 comentarios:

  1. Creo que el otro día oí que una monja había heredado uno, un protibulo, pero no sé si era una de esas noticias de "coña" o era realidad.
    En fin...

    Qué imaginación:):)
    Te felicito

    Abrazos

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  2. Sí, Trini, era verdad. Ya sabes que la realidad supera a la ficción. Parece ser que el burdel era de su madre y la monja oficialmente renunció a regentarlo. Pero ...??
    Un abrazo fuerte.

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  3. Muy cachondo este relato de ciencia-fricción, je je je.
    Si no enderezas tus turbios pensamientos acabarás excomulgado, compañero.
    Un abrazote.

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  4. Desde luego, tron, ya debe de hacer tiempo que la jerarquía me excomulgó, pero ya sabes que esta gente también ha excomulgado a Jesucristo (sin que yo pretenda compararme ni de lejos) a quien admiro, pero eso no me preocupa, me preocupa más el mal que ellos causan y ojalá paguen. Pero no quiero ponerme tan serio, la ficción es la ficción y ya sabes que a veces se me desboca.
    Un pedazo de abrazo.

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