domingo, 5 de septiembre de 2010

Listo el bote.

Fiestas (patronales o subcontratadas), bullicio, golpes, gritos, demencias, vandalismo y risas estentóreas y desquiciadas en las calles al mismo tiempo que se desarrollan dramas y llanto dentro de las casas por millones de motivos parecidos o distintos (los cuatro jinetes del Apocalipsis y alguno más), muertes deportivas (que se comentan en la calle con morbo y frivolidad), políticas o militares en directo ... Lo de siempre, si, pero la insensibilidad va avanzando inexorable y salvaje como una apisonadora machacándonos: a unos nos aplasta la salud y las lágrimas, a otros les roba el alma. Por otro lado mejor así porque de lo contrario la masa, ciega y tonta, no podría soportar tanto dolor y tanta tragedia. Es mejor reír, aturdirse, anestesiarse, drogarse, dejarse llevar por el aborregamiento que todo lo invade para que los amos del mundo nos puedan controlar, manipular y engañar a placer.
De hecho, cada vez les cuesta más a las agencias internacionales y a las ONGs (que aún tengan humor para seguir trabajando en zonas de conflicto) conseguir donaciones para poder paliar emergencias naturales o provocadas por el hombre, hasta que llegue un momento (que ya ha llegado) en que nadie se conmueva por nada, ni por lo que pasa ante sus ojos, delante de sus narices, ni por lo que sucede al otro extremo del mundo.
La insensibilidad es uno de los peores cánceres de nuestro tiempo porque no tiene tratamiento y nos carcome silenciosa e implacable. Es lo que nos está pasando, es lo que lleva mucho tiempo pasándonos y nos da lo mismo. Nuestro mundo (el pequeño y el grande) no es perfecto, pero el que viene es otro de los muchos infiernos cíclicos que invaden a la humanidad a lo largo de nuestra estúpida Historia. No, perdón, la Historia no es la estúpida, sino nosotros, nosotros somos los estúpidos, que no hemos sabido nunca y mucho menos ahora evitar la cadena de desastres que se nos viene encima, que tenemos aquí ya, ni aprender nada.
Ya sé que es incómodo y desagradable lo que digo. Ya sé que tachándome de 'agorero' está todo resuelto. Lo mejor es que nos olvidemos de lo gilipollas que somos (cada uno de una forma) y ... listo el bote. Agur.
Javier Auserd.

7 comentarios:

  1. Hace solamente un par de décadas, si nos hubiesen puesto en la tele alguno de los programas de entretenimiento, del corazón, concursos, realitis o pseudodocumentales que ocupan ahora la mayor parte de las parrillas televisivas, nos hubiésemos echado las manos a la cabeza quedándonos estupefactos patidifusos alucinados. No hubiésemos podido creer que un día eso sería lo normal y que toda esa mierda se incorporaría a nuestra vida con total indolencia.
    Con ese termómetro queda perfectamente
    diagnosticada la patología.
    Un abrazote.

    ResponderEliminar
  2. Sí tron, lo que demuestra que vamos para atrás a pasos agigantados (de culo y contra el viento, que decíamos de pequeños) lo peor es que este golpe de péndulo nos vuelva a mandar a las chimbambas. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Se te ve molesto, y con razón...

    No siempre se puede hacer algo, pero siempre, nosotros mismos, en nuestro ambiente podemos intentar hacer las cosas bien. Menos es nada.

    Un beso muy grande.

    ResponderEliminar
  4. la historia habla que el ser humano no sabe aprender del pasado.
    ignorar los hechos es el peor de los males.

    abrazos.

    ResponderEliminar
  5. ¡Vaya foto has puesto!
    La risa es una autodefensa psicológica, supongo que la naturaleza la creó para eso.
    Nosotros vivimos en un mundo organizado, en el que ser infeliz no toca, y cuando vemos a gente al borde de la inanición, con bombas sobre sus cabezas y sabiendo que, como mucho, les queda un par de años, que se ríe por tonterías, por un chiste... o que es feliz porque ha visto un atisbo de esperanza para sus hijos.
    Nos reímos de todo, pero no para desinhibirnos sino porque es lo que el cuerpo demanda. Claro que, siempre hay quien lo hace por otra cosa, quien es un enfermo mental.

    ResponderEliminar
  6. Hola Pau. Es verdad que la foto es catastrofista, ¿verdad? Creo que cada uno es muy libre de reírse cuándo y cómo le parezca (con el debido respeto a situaciones o personas determinadas), pero yo no sé reír por reír, necesito motivos, además mi sentido del humor es muy negro, como habrás podido constatar, por eso a veces se solapa o se esconde entre el desastre. Abrazos.
    Hola Zal, me acercaré a ese foro y a ti en cuanto pueda, ahora estoy convaleciente, pero te agradezco tu comentario. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Perdóname Joana, acabo de ver que no te he contestado. Me alegra mucho volver a verte por aquí, espero que eso sea señal de que las cosas se van resolviendo o suavizando al menos. Te mando un abrazo muy entrañable.

    ResponderEliminar