domingo, 20 de marzo de 2011

Marzo.

Estaba culminando su apogeo marzo,
con esa transparencia que lo trascendía,
su claridad metálica de miel y cuarzo
cortejaba un cincel de reja y celosía.

No pudo ser la loca travesura fría,
ni pudo ser aquella hipérbole que lanzo
tampoco resultó ser la melancolía,
sino apenas la reverberación que alcanzo.

Cuando te adiviné aun no te conocía,
no se podrá decir entonces que te enzarzo,
mas sí que en la desolación te presentía.

Si resplandeces con la luz del mediodía
esparcirás más tu fulgor que yo lo esparzo
y alumbrará más tu certeza que la mía.

© Javier Auserd.

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