martes, 13 de diciembre de 2011

Apología del neoesclavismo.

Sigue la cúpula empresarial desenmascarándose. Ahora acaban de proponer miniempleos con un sueldo sensiblemente inferior al Salario Mínimo Interprofesional. Y no pasa nada.
Lo único positivo de esto es que ahora nadie les pega un tiro por su terrorismo intolerable. Ni siquiera les procesa el ministerio público.
Lo malo es que lo conseguirán. Terminarán saliéndose con la suya. Primero se cargarán el mito (ya inexistente en la práctica) de los 45 días por año trabajado de indemnización por despido improcedente y conseguirán 20 días. Luego, a gran velocidad, acabarán con los convenios laborales, luego acabarán con los contratos y el Estatuto de los Trabajadores caerá por su propio peso, los sindicatos serán innecesarios y ya está. Objetivo conseguido. Neoesclavismo alcanzado.
Ya casi está. Les queda muy poco. En la práctica, casi nada.
Veo trabajar a mis hijos y a sus novias en condiciones cuasifeudales y me dan ganas de salir a la calle y liarme a tiros contra los banqueros indemnizados e indultados y contra los grandes empresarios que se meriendan a los pequeños y esclavizan a los trabajadores sin que nadie mueva una ceja.
No. Que no se asuste nadie. Yo no soy Supelópez. A mí me queda poco y no estoy para esos trotes (ni para ninguno). Pero veo venir este retroceso del péndulo y me da una rabia inmensa y una vergüenza gigantesca que nadie les detenga, que nadie les procese, que nadie les impida perpetrar su gran crimen, que es la suma de muchos crímenes pequeñitos pero muy importantes para quienes los sufrimos.
Lo único positivo para ellos es que nadie les va a parar y los pobres llevaremos, ¡al fin!, de nuevo alpargatas.
Y habrá a quien no le importe, con tal de que sean ... de diseño.
Javier Auserd.

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