jueves, 1 de diciembre de 2011

Averno.


20. ¡Pobres cuerpos!
''¿Qué morirá conmigo cuando yo muera, qué forma patética o deleznable perderá el mundo?'' (Jorge Luis Borges)
''Si un cuerpo encuentra a otro cuerpo cuando van entre el centeno'' (Robert Burns)
O, Jenny's a' weet, poor body,
Jenny's seldom dry:
She draigl't a' her petticoatie,
Comin thro' the rye!
Comin thro' the rye, poor body,
Comin thro' the rye,
She draigl't a' her petticoatie,
Comin thro' the rye!
Gin a body meet a body
Comin thro' the rye,
Gin a body kiss a body,
Need a body cry?
Gin a body meet a body
Comin thro' the glen,
Gin a body kiss a body,
Need the warl' ken?
Gin a body meet a body
Comin thro' the grain;
Gin a body kiss a body,
The thing's a body's ain.
http://lacuevadeldinosaurio.wordpress.com/2010/03/05/si-un-cuerpo-coge-a-otro-cuerpo/


—¡Argumente!
—Estoy condenado a repetir vida una y otra vez porque mi sentido de la justicia no coincide con el de Jesucristo, a quien, por otro lado, tanto admiro. De manera que repito y repito curso hasta que los Catedráticos de los Universos Infinitos decidan que puedan descansar ya mis pobres cuerpos.
¡Pobres cuerpos! Machacados sin piedad ni misericordia durantes tantas vidas y tantos años que ya he perdido la cuenta, sus huesos ya no aguantan ni la más leve brisa marinera, ni un ligero soplo de aire, ni un suspiro. Nada. Ya no aguantan nada más ya. Están exhaustos, calcinados, zombis. No puedo creer, por eso, que estemos hechos a imagen y semejanza de Dios. O quizás sí, si consideramos que la imagen no sufre ni padece pero la carne sí sufre y padece. En caso de que seamos una encarnación de Dios, entonces Dios no sufre, pero nosotros, encarnados, nuestros cuerpos encarnados, sufren de forma deliciosamente inconmensurable.
¿Qué ha hecho un cuerpo para tener que pagar las culpas de lo que ha hecho otro cuerpo que, encima, no ha conocido de nada? ¿Es que los cuerpos somos simples masas de carne dolorida y palpitante sin importancia alguna para los dioses?
Y, sin embargo, a pesar de que cada muerte es una liberación del dolor, hay una tristeza profunda cada vez que un cuerpo tiene que irse de una vida, por el sabor del aire, por el color del horizonte, por la falsa tibieza de una mirada ... No lo sé.
Y luego está también el detalle de cómo te vas de cada trampa, digo vida, si pataleando como un cobarde ante la horca o con la máxima serenidad posible a pesar de que el sufrimiento deforma las facciones y los gestos y las posturas y las hace irreconocibles e infrahumanas. Eso es muy importante ... y aterrador.
El quid de la cuestión es que no hay forma humana, ni divina, de hacerme entender que perdone a mis enemigos, sobre todo mientras están venga putearme sin tregua ni concierto, de modo que ¡zas!: ¡a repetir!
Aunque la venganza no figura como uno de los siete pecados capitales, es el peor de ellos. No figura porque estaba tan arraigada en el judaísmo, y era tan normal, que los primeros cristianos no pudieron ponerla en sus 'tablas de la ley' y luego fueron adquiriendo enemigos de sobra como para dejarla a un lado, pero puedo aseguraros que los dioses la tienen muy en cuenta en el cómputo global.
Lo ideal sería conseguirse un demonio al que pedirle que haga todo lo que tú le mandes y, en especial, el trabajo sucio. Pero eso es muy difícil, lleva casi toda una vida prepararlo y lo mismo no sale. Ahora, hay que reconocer que si sale es una gozada: 'Azrael, fulmina a Fulanito. Azrael, corta la cabeza a Menganito. Azrael, que ese cabronazo pague su pecado'. Ah, sí: ¡una gozada!
Sin embargo, todo es como es, y está bien así. Y es mejor que así sea porque otra cosa sería una hecatombe. De modo que vivimos siempre, cada vez, en los mejores mundos posibles y lo único que podemos hacer es empeorarlos con la guillotina. Y eso es lo que debemos hacer: empeorarlos con la guillotina. ¡Ja, ja, ja, ja, ja!
—Suficiente. ¿No creéis? (Corta la comunicación para que no pueda oírnos).
—Oh, sí. Es evidente que este paciente debe seguir aquí mucho mucho tiempo. Por su propio bien, desde luego.
—Desde luego, desde luego. Mmm, aunque también por el nuestro. ¡Quién sabe lo que es capaz de hacer alguien que piensa así!
—Incluso alguien que, simplemente, piensa.
—Caso cerrado.
—Vamos a tomar algo.
© Javier Auserd.

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