Disfruté, de nuevo, con 'El Aleph', el cuento de Borges más redondo y logrado. Me recreé en su erudición y en sus recovecos agradables. Me perdí en sus disgresiones y en el ensamblaje arítmico de su trama y me bebí la magia reconfortante de su prosa poética. No hay nada más agradable que releer a los viejos amigos.
Javier Auserd.
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