miércoles, 1 de julio de 2009

Elogio de la estupidez bobalicona.


Cuadro de conclusiones del economista italiano Carlo M. Cipolla sobre la estupidez.
La estupidez, queridos amigos (y amigas) es maravillosa: allana los caminos torcidos y las dificultades, las enfermedades crónicas o incurables y pone a nuestro alcance cualquier tipo de cosas imposibles. Debería ser obligatorio insertar en nuestras vidas y cerebros buenas dosis de estupidez y si consiguiéramos implantarla de forma definitiva, mucho mejor: la vida sería más hermosa, fácil y optimista, sería desterrada la miseria, la fealdad, el sufrimiento y lo desagradable y nada superguay, osea.
Los estúpidos son magníficos expertos en minimizar (anular o negar) las molestias que ocasionan ellos y maximizar las que ellos dicen soportar. Yo creo que debería considerarse a la estupidez como una escuela sofista y cínica al modo de la Grecia antigua por su técnica depurada y sus aportaciones innegables e impagables al comportamiento humano y a las relaciones sociales.
Otra vertiente de la estupidez es irse al extremo de la verdad grosera, desagradablemente gratuita, inoportuna e hiriente, pero esa es otra historia que trataré otro día.
La estupidez llama a lo negativo con nombres bonitos y con eufemismos brillantes que hacen al mundo más colorido y soportable por muy terrible que parezca. No importa el rigor científico, no importa la lógica ni la razón ni el frío reduccionismo empírico. Fuera ese lastre realista y nefasto, fuera, fuera. Es mejor ver y enfocarlo todo desde el prisma mágico aunque resulte inútil, absurdo y poco práctico. No importa. Lo importante es anestesiarse, ilusionarse, incluso engañarse si fuera preciso con tal de decir siempre una y otra vez, suceda lo que suceda: "¡Qué bien, qué bien, qué bien, qué bien!".
Por eso, yo siempre digo: "¡Bendita estupidez! ¡Es tan cómoda ... y decorativa! y, además, queda requetebien".
Javier Auserd.

3 comentarios:

  1. Pues sí, la estupidez es cómoda. Y la mayor parte de la gente tiene algo de estupida. Nos quedamos impasibles ya ante todo.

    Un beso.

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  2. El estupido daña mas que cualquiera incluso que el malvado, ni buenos, ni siquiera inteligentes pueden contener esa energía, los malos los han usado por centenares de años y como les ha ido de bien!, han metido una gran masa estupida y amorfa de escaso raciocinio, casi rozando la nulidad, entre concreto y vidrios y le sacan todo lo que NUNCA tuvieron dia a dia, le quitan aquello que si tienen que es muy preciado pero ellos nunca se dan cuenta cambian eones por papeles verdes de ¨felicidad¨...

    Esta historia me es conocida...

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