jueves, 2 de julio de 2009

Tranquis, troncos.


Menos mal que, afortunadamente, hay más gente normal que de la estúpida, de lo contrario nos volveríamos más locos de lo que estamos ya (que es lo estrictamente necesario para ir tirando sin que nos queme la moderna Inquisición Estupiyupi vigente). Desde mi mujer a la casi totalidad de mis amigos y ciberamigos (Sak, Hannah, Trini, Furgo, Ana, Joana, Pau, Lee, Homero, Unicornio, Paky, etc.) los humanos (defectillos y manías aparte) somos en general bastante más normales y sensatos de lo que intentan (y les gustaría a) las grandes empresas globales, autonómicas y locales, para mayor gloria de la higiene mental (ni aunque sea). La prueba es que seguimos en la brecha con la que está cayendo más las que adicionalmente nos caen estemos, o no, en la brecha (digital) diaria, fontaneros y todo tipo de percances incluidos.
¡Es un Sindios, cagüenlá!, pero es lo que hay. Y lo que hay, es lo que hay, es lo que hay (etc.), conforme a las más estrictas taulogías (perogrulladas) aznarianas y demás.
De todos modos, ya sabéis que no hay que hacer mucho caso a mis despotricaciones ni tomarlas al pie de la letra ni tomárselas en serio, porque me pongo muy tonto y generalizo a diestro y siniestro sin ton ni son. Me pasa algo por la calle o en casa o en tal o cual sitio y ¡zas!: la debacle universal. Y parece que soy un asesino de constructores o de políticos o de funcionarios o de memos. No. Yo me desahogo así, pero que nadie se asuste: que no llegue la sangre al río, eso nunca.
Javier Auserd.

1 comentario:

  1. Me parece muy bien que te desahogues, y que digas lo que piensas. Además sé que eres una persona muy sensata que habla con razón.

    Muchos besos.

    ResponderEliminar