martes, 2 de febrero de 2010

Impunidades vergonzosas (impunitas verecundia).

La ingente acumulación de casos de pederastia en el seno de la iglesia católica que sigue su avance imparable saliendo ahora a la luz sucesos ocurridos hace más de veinte años y lo que te rondaré morena que aún no ha salido y estará oculto y enterrado en todo el mundo, incluida España probablemente, nos muestra una pequeña parte del poder que todavía a estas alturas de Historia acumula esta organización y arrastra a través de los siglos de los siglos, porque cualquier otra habría sido declarada ya como una secta por las administraciones de justicia de cada uno de los países donde los escándalos han emergido y habría sido ilegalizada ipso facto.
Y, sin embargo, la todopoderosa iglesia católica con su enorme e inabarcable ejército de atomizadas organizaciones más pequeñas llamadas órdenes, obras, legiones, compañías, hermandades, colectivos, grupos, movimientos catecumenales, hermanitas de los pobres etc., etc. etc. (es decir, un monstruo inmenso con millones de brazos), no.
Y esto, ¿qué significa? De momento, parece significar que aún pueden burlar a la Justicia humana (espero que no a la divina) y que tienen influencia demoníaca para rato. Porque, a la vista de sus obras ("por sus obras les conoceréis") no parece ser precisamente el Espíritu Santo quien les ha venido sosteniendo y todavía les sostiene como ellos aseguran, no. Parece más bien obra del Maligno, si nos atuviéramos a sus propias afirmaciones en otros temas y contra otros enemigos.
A mí, no sé qué me da más vergüenza, sinceramente, si los execrables actos criminales en sí mismos ejecutados por delincuentes sin moral y sin escrúpulos que tenían que haber sido cortados de inmediato como las malas hierbas o el corporativismo criminal que ha contaminado al resto.
¿No queda un sólo justo en esta iglesia? Entonces, Yahvé debería juntarlos en el Vaticano (por ejemplo) y lanzar una bomba atómica, como en Sodoma, Gomorra y las demás ciudades de la llanura del Mar Muerto y del río Jordán, el valle de Sidim. Sería lo justo, ¿no? ¿O es que el sacrificio de Jesucristo incluia todo esto? Espero que no. Me parecería un pseudoargumento diabólico, sinceramente.
Javier Auserd.

2 comentarios:

  1. Absolutamente de acuerdo contigo, dinosaurio, sólo me queda añadir lo que dijera Camus: ¡"Si Dios existe, ¿para qué los curas?" Y yo me digo que si no existe, ¿para qué los curas? ¡Vaya! ¡que sobran ellos y quienes los avalen de todas todas, y los delincuentes ¡ la cárcel sin prevendas!

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  2. Sí, Hannah, pero ya sabes que los sacerdotes han tenido siempre al pueblo en sus manos, para eso están, para vivir de él y amansarle para que el poder pueda también vivir de él. En fin ... igual dentro de ... cien mil años, pongamos. No sé, no sé.
    Un beso.

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