No me gusta que se encarcele a nadie por delitos de opinión y mucho menos que alguien muera en la cárcel por ello ni aquí en España, ni en USA, ni en Cuba, ni en Honduras. Y lo tengo que decir y lo digo y lo condeno por más que siempre haya simpatizado con la revolución cubana en abstracto y haya condenado el criminal bloqueo al que está sometida su población.
Pero que un ser humano haya sido encarcelado por disentir de la férrea (necesaria al principio pero no luego) falta de libertad de expresión y muera en huelga de hambre por protestar pacíficamente por unos derechos que consideraba le correspondían me parece muy grave y no se lo tolero ni a Cuba ni a USA, Francia, China, Hondulas, Japón, Rusia, Venezuela, Chile, Sáhara, España, Andorra o Pontevedra.
Ya podéis imaginar por dónde se pasa todo el mundo mi condena y mi protesta, desde luego, pero en conciencia lo tengo que decir y lo digo como creo que lo dirían tantos revolucionarios que dieron su vida por el avance del respeto a los Derechos Humanos en el mundo.
Los tiempos cambian (o deberían) en Washington, Moscú, Pekin o La Habana y nada da derecho a pisotear la opinión de los demás por más que no nos guste, por más que nos moleste o incluso por más que sea falsa, injuriosa o inmoral. Es como si aquí se encarcelara a un exlocutor de la COPE especialmente desagradable y venenoso o a un expresidente maleducado por sus gestos groseros. Me da igual. Yo también me liaría a tiros muchos días por chorradas y tonterías, pero eso, además de que no tengo con qué hacerlo, no se debe hacer aunque lo tuviera porque aunque nos creamos que hay gente que se lo merece no podemos seguir retrocediendo hacia las cavernas. Se les critica, se les denuncia, se les sienta en el banquillo con todas las garantías democráticas y pierden los juicios y pagan las multas, pero por "delitos" de opinión (que no deberían existir en ninguna legislación civilizada) no se les encarcela sumariamente ni se les maltrata ni se les deja morir ni se hace de ellos unos mártires de la libertad.
Muy mal, Fidel, muy mal. Eso está muy mal. ¡Qué gran decepción que acabes así tus días, cómplice de actos bárbaros como Batista!
Javier Auserd.
P.S.: Ahora entiendo lo que no me explicaba de por qué ni Cuba ni Venezuela emitieron notas de prensa en apoyo de la huelga de hambre de la pacifista saharaui Aminetu Haidar. Pero estas artimañas ultraderechistas realizadas por unas llamadas "izquierdas", me producen un malestar mayor.
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