martes, 23 de marzo de 2010

Desaparecidos.

Cuando no podemos hacer nada (por más que se empeñen ciertos caraduras de buena o mala fe en que todos somos culpables o responsables de todo, para encubrir a los verdaderos culpables de las cosas) nos entra un cabreo, una angustia y una impotencia muy grandes y soñamos con tener esos superpoderes de los héroes de los tebeos para solucionar toda la basura de la que somos capaces los humanos como especie depredadora y genocida.
Me refiero ahora mismo a las laboriosas, terribles y desesperantes tareas de recuperación de los huesos del pozo lleno de escombros, basura y agua que está en un caserón abandonado en las cercanías de La Palmas de Gran Canarias, para poder investigar si son humanos y pudieran pertenecer a la niña Sara Morales desaparecida hace 3 años.
Y aunque para esto no me importaría arrimar el hombro (y no para salvar a los capitalistas que nos tienen fastidiados), sin embargo no podemos hacer nada y nos carcome la impaciencia, la indignación y la vergüenza de pertenecer al mismo género humano que el de los asesinos.
No podemos hacer nada y quizás lo único que podamos hacer es no olvidarles y seguir hablando de ellos de vez en cuando aunque sea atroz y se nos parta el alma un poco más cada vez que lo hagamos.
Tenemos que seguir recordando a Sara a Yeremi a Amy a Marta y a tantos otros niños y niñas y adolescentes desaparecidos por culpa de monstruos con ese gen defectuoso o con ese átomo maligno o con esa partícula demoníaca que (aunque no somos culpables ni responsables) probablemente tenemos todos y que en algunos enfermos, sabiendo muy bien lo que hacen (porque de lo contrario no lo ocultarían ni se ocultarían ellos luego), se libera produciendo tanto dolor y sufrimiento sin sentido.
Sólo podemos seguir deseando que aparezcan bien. Lo demás, por desgracia, nos supera.
Javier Auserd.

3 comentarios:

  1. Es demasiado triste, sí...Y ya no hay nada que les devuelva a la vida.

    Muchos besos.

    ResponderEliminar
  2. MAlditos hijos de p*** Yo sería capaz de tomarme la justicia por mi mano y simplemente hacerles desaparecer del planeta. Gente así no merece vivir.

    Dios mío, Esto me toca muy de cerca, puesto que ocurrió en mi isla y (tres años ya--- jo!)
    Y pasó el tiempo y no lograron dar con ellos... sí, la impotencia te supera en estos casos y te desespera... mejor mirar a otro lado y cuidar mucho, casi neuróticamente de tus hijos...

    Gracias por esto Alfredo
    ENcantada de conocerte ( a través de Shakira)

    Dulce

    ResponderEliminar
  3. Hola Sak y Dulce. Es muy triste sí y es verdad que dan ganas de tomarse la justicia por tu mano, como bien dices, Dulce, pero con ese nombre tan bonito no debes enfadarte tanto aunque haya motivos.
    Ah, no soy Alfredo (a quien admiro mucho), soy Javier y yo también estoy encantado de conocerte, Dulce. Por cierto que me parece gracioso que llames así a Sak (mira que si fuera ella), aunque creo que "nuestra" Sak es más cercana y simpática y seguro que igual de guapa.
    Besos.

    ResponderEliminar