viernes, 5 de marzo de 2010

Esas pequeñas cosas (que te revuelven el estómago).

EN UN EDIFICIO DE DEPENDENCIA.
Una anciana con minusvalía denuncia a cuatro policías por "maltrato" en Madrid.
Una mujer de 70 años de edad y una minusvalía del 80 por ciento ha denunciado a cuatro agentes de la Policía Nacional por "maltrato físico y verbal".
No quiero echar más leña al fuego de lo dicho por Willy Toledo justificando lo del disidente Orlando Zapata en Cuba y que si tal y que si cual. Hace poco he expresado mi posición en contra de ese suceso en Cuba o en USA o en Canarias (España) en un artículo del que se puede deducir mi desacuerdo, en principio, con Willy.
Pero hay cosas que pasan y si han sido tal y como se cuentan y preservando siempre la presunción de inocencia de los implicados etc., etc., el caso es que revuelven el estómago. Es verdad que yo tengo poco estómago y cualquier tontería me lo revuelve, aunque el supuesto maltrato de una anciana discapacitada por parte de cuatro policías "valientes y machotes" (también supuestos protectores de los ciudadanos más desvalidos) no lo considero ninguna tontería sino más bien una salvajada a depurar con todo el peso de la Ley (de esas cincuenta y cuatro mil leyes de las que siempre hablo que tenemos en España, lo que nos convierte en unos campeones del kaos de la técnica legislativa) que corresponda.
Vale que cosas así, por desgracia, pueden pasar aquí y en Alemania (lo digo como ejemplo actual de civilización y eficiencia). La diferencia estará en la solución fulminante, objetiva y ejemplar o no del asunto y al respecto ya empiezan a planear las típicas dudas basadas en "soluciones" anteriores.
Esta noticia ha pasado desapercibida y eso ya apunta una línea muy española de echar tierra encima de lo que no nos gusta, tierra que 70 años después nos suele impedir localizar a las víctimas pero no procesar a un juez intolerablemente justiciero.
Y eso no me gusta nada. Me parece muy mal, aunque ya comprendo que (como suelo decir) el hecho de que a mí no me guste no tenga la menor importancia ni trascendencia. Y así nos va. Luego nos extrañamos de que el peso de los consumidores y ciudadanos en España sea menos que cero y de que la vieja oligarquía financiera y terrateniente (que se decía antes) reciclada a empresariado postmoderno (¡?!) pretenda restaurar la esclavitud como solución a las crisis por ellos provocadas.
En fin, Pilarín, menos mal que somos la 8ª potencia mundial, aunque en casi todo parezcamos la 1ª impotencia.
Javier Auserd.

1 comentario:

  1. Con respecto a Orlando Zapata me lo puedo creer todo. Cuba no es un país libre, no obstante dispone, aunque no lo creamos o no nos lo digan, dispositivos para corregir los desmanes de cualquier mandamás, excepto los que ya conocemos; aparte de un sistema jurídico que tampoco funciona tan mal. Por descontado, algo mejor que el nuestro, aunque eso no sea ningún mérito.
    Incluso podríamos decir que un político español tiene más prerrogativas que uno cubano.

    Sobre lo de la señora deberemos esperar que la justicia dilucide lo que pasó, algo tremendamente complejo, ya que hablamos de la susodicha. Hasta es posible que a la señora le den la razón, eso sí, cuando ya esté muerta.
    Aquí, en Catalunya, muchos ya empiezan a añorar a la policía nacional y, por descontado, a la benemérita. Y precisamente no hablo de la caverna ni nacionalistas españoles sino todo lo contrario.
    Yo aún no he tenido ningún encontronazo con ellos, pero todos... TODOS los conocidos que han precisado de sus servicios reconocen que los otros eran mejores. Y TODOS los conocidos que, por alguna razón, han sufrido un encontronazo aun casual, reconocen lo mismo. Y TODOS, entre los que me incluyo yo, reconocen que eran más educados y profesionales.
    También es casualidad que la señora topara con los cuatro impresentables a la vez.

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