Doce días después.

Hay empresas periodísticas profesionales y serias y hay profesionales serios, objetivos y fiables, pero también hay empresas y empleados (a los que no quiero calificar) que se creen que doce días después de un genocidio van a encontrar pruebas irrefutables en contra o a favor de lo que de verdad ha pasado.

Doce días dan para mucho. Doce días convierten el más desolado desierto (y los alrededores de El Aaiún no pueden ser considerados como tal) en un impecable jardín de cartón piedra, en un idílico vergel impresionista. No hace falta. Aunque lo dejaran todo (casi) igual, en doce días se borran las huellas de cualquier espantosa masacre, se abren y cierran cientos de fosas comunes y se echa tierra encima. ¡Será por tierra! (perdón por el chiste malo y macabro).

Lo que quiero decir es que no hay que ser muy listo (como yo no lo soy) para saber que el 'apagón informativo' (como se dice ahora) fue más que suficiente y sigue siendo férreo: abren unos cuantos 'pasillos', pasean por allí a los 'empleados', que dan fe de que no es para tanto y listo el bote, todos tan contentos (menos las víctimas). ¡¿Veis cómo no era para tanto?! ¡Es que sois unos exagerados! Ya está, se acabó ... hasta la próxima. Parece mentira que a estas alturas no se sepa de sobra que Marruecos es un experto en mentir y en engañar ... a quien le resulte más cómodo dejarse comprar.

Muy bien. Pero donde no podrán echar tierra encima es en los corazones de los saharauis vivos ni de los españoles honestos y con honor. Ahí no hay tierra encima que valga ni cachondeitos.

El Ejército de Liberación Popular saharaui (ELPS) está preparado para la guerra. No es 'Superman', pero no creo que le puedan 'desalojar pacíficamente' ni 'salvar de bandas de delincuentes' como hizo el 'valiente y desarmado' ejército marroquí con los bebés, las mujeres y los ancianos del arrasado campamento de protesta de Gdeim Izik, cerca de El Aaiún ocupado. ¡Adelante, combatientes, es la hora, ya está bien de tanta tierra encima!

Javier Auserd.