lunes, 11 de abril de 2011

Averno.

2. Maldiciones.
Hemos dejado de creer en las supersticiones mientras nos cambiamos de puente. Este último no estaba tan mal, es una pena que se haya inundado. Miro a los niños con desesperación y me dan unas ganas locas de liberarles para siempre de esta tortura. No sé lo que me contiene de cometer una barbaridad y me hace seguir soportando barbaridades. Quizás la amenaza de repetir vida en este mundo o en otro espacio-tiempo aún peor. Eso puede ser lo que me mantiene en movimiento hasta que los Jugadores den 'game over' de una ... santa vez y nos den por terminados y descansemos.
Esta mañana hacía frío, pero ahora empieza a hacer un calor insoportable. Vamos a sentarnos un momento al pie de aquel árbol, ah, no, que no es un árbol, es una grúa, es igual, vamos a sentarnos un momento. Ah, vale, que vamos a intentar encontrar antes otro puente porque luego hay 'overbooking', mejor, así entramos en calor a hostias, ah, sí, que ya hace mucho calor, vale, vale, de todos modos seguimos, bien bien, ya voy, ya voy, seguid vosotros, no os preocupéis por mí, que ahora os alcanzo. Espero que no se den cuenta hasta que ya no haya forma de evitarlo, pero la idea es morirme andando, despacio, eso sí, con cuidado, para ahorrarles el macabro espectáculo de la agonía. Esa es la idea, pero parece que no hay forma. Bueno, ya no puede quedarme mucho.
¿Qué es eso de ahí? ¿No son nuestros vecinos? Pero ... pero si han caído en una trampalera. Oh, ¡jo, jo, jo, jo, jo! ¡Qué bueno! ¡Mirad, mirad, están con el agua al cuello! ¡Qué bueno, se están hundiendo! ¡Toma! ¡Eso es por todas las putadas que nos han hecho! ¡Ah, ah, qué maravilla!
Sí, sí ya voy, que viene otra lengua de fuego. ¡Todos al suelo! ¡Pero no os salgáis del camino, que hay trampaleras de arenas movedizas como hemos visto! ¡Malditos burócratas! ¡Cómo nos engañaron negando el cambio climático y el peligro de la energía nuclear! ¡Cuidado, cuidado, los motoristas! ¡En cuanto pasen a ver si podemos llegar a aquel vado por si hay un puente! ¡Atención, palomas y grajos, cubríos, cubríos, acordaros de que en el último ataque se comieron al gato!
Hemos llegado al vado, sanos y salvos, y nos hemos tumbado a descansar. No hay puente, pero igual podemos pasar aquí la noche cubriéndonos con la lona de camuflaje. Mañana seguiremos avanzando a ver a dónde llegamos. El terremoto fue espantoso y eso que no estábamos en una zona sísmica, pero se conoce que las placas tectónicas se están separando en todos los continentes y nosotros, al contrario que los japoneses, no estábamos preparados. Queda esta carretera que en muchos tramos es pura tierra. No sabemos a dónde conduce, pero no tenemos más remedio que ir por ella. Todo es un caos terrorífico y terrible. No sé qué es lo que lo ha desencadenado (aparte del terremoto, claro), no sé qué hice mal. No sé. A ver si fue cuando le dije a Mauro que yo no participaba en su estafa. ¡Vete a saber!
© Javier Auserd.

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