martes, 12 de abril de 2011

El enamorado y la muerte. Joaquín Díaz.


Romance del enamorado y la muerte.
Me estaba yo reposando,
durmiendo como solía,
soñaba con mis amores
que en mis brazos los tenía.
Vi entrar señora tan blanca
aun más que la nieve fría.
-¿Por dónde has entrado, amor?
¿cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías.
-No soy el amor, amante:
la Muerte que Dios te envía.
-¡Ay, Muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día!
-Un día no puedo darte,
una hora tienes de vida.
Muy deprisa se levanta,
Más deprisa se vestía;
Ya se va para la calle,
en donde su amor vivía.
-Ábreme la puerta, Blanca,
ábreme la puerta, niña.
-¿Cómo te podré yo abrir
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue al palacio,
mi madre no está dormida.
-Si no me abres esta noche,
ya no me abrirás, querida;
la Muerte me está buscando,
junto a tí, vida sería.
-Vete bajo la ventana
donde labraba y cosía,
te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
y si el cordón no alcanzare
mis trenzas añadiría.
La fina seda se rompe;
la Muerte que allí venía:
-Vamos, el enamorado,
la hora ya está cumplida.

Romance tradicional y Juan de la Encina.
© Música: Joaquín Díaz.

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