sábado, 25 de junio de 2011

Balada de las prisiones del verano del 68. Chicho Sánchez Ferlosio.



En la trena lo tienen aún
a Jaime, la prenda
de la buena compañía.
En chirona está Paco Gil
que así se sonreía
y Miguel en Carabanchel
y en las Ventas las tres Marías.
Para Izquierdo, Aldecoa y Giral
y Emilio y David
son número los días.
Y también a la sombra está
Josefa García.
Los jueces, como es natural,
se van a La Toja
o si no a Fuenterrabía.
Su permiso irá a disfrutar
el blanco policía.
La justicia descansa al sol
pero no muere todavía.
Mariscales, ministros y Dios
tostándose están
las panzas respectivas.
Y también a la sombra está
Josefa García.
La señora que va de bazar,
jarrones, visillos,
sábanas, mantelerías.
La empleada el sábado, al fin,
el tren de cercanías.
Cada cual en su condición,
todo el mundo a vivir su vida.
Y en el apartamento dos mil,
con hielo y con gin
el disco se vacía.
Y también a la sombra está
Josefa García.
No están ni por fu, ni por fa,
ni culpa, ni causa,
ni pasión, ni ideología,
sino porque guerra la paz,
porque la noche día,
por la misma razón que aún
cruje el arco y gime la lira,
el peón que quedó sin jornal,
aquella que ya
más flores no le envían.
Y por eso a la sombra está
Josefa García.
Porque llaman amor a la ley
y ley a la fuerza
y verdad a la mentira.
Y por eso el sol sabe a hiel
y el pan a cobardía
y los libros a muerto y
a sin sal la sabiduría.
Y los besos de hombre y mujer
a cal y el amor
a reja y celosía
desde que y a la sombra está
Josefa García.
En el patio central del penal
hay una morera
que florece al mediodía
de palabra al vuelo que va
por esas galerías:
“Libertad no sabéis lo que es
pero sí penitenciaría”.
El que quiera romper la prisión
que encuentre la luz
negando cielo arriba
que en el cielo Dios y a la sombra esté
Josefa García.
© Chicho Sánchez Ferlosio. A contratiempo, 1978.

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