lunes, 17 de julio de 2017

Olas de calor.

Estas olas de calor nos dejan para el arrastre. Son tan brutales que solo se combaten con un buen aire acondicionado que te deja la garganta echa polvo, la piel reseca y que en la calle no tiene ningún efecto. Lo peor son las noches con 28º en las que te falta la respiración y parece que te cueces en tu propia salsa y ni siquiera el ventilador (ya cascado y pesaroso) es capaz de mover la empantanada atmósfera de la habitación. La olas de calor nos irritan y nos vuelven puntillosos y agresivos y nos hacen hervir la sangre en las venas, Deberían de estar prohibidas y, sin embargo, junto con la sequía, es algo con lo que tenemos que aprender a convivir porque es el cambio climático que ya tenemos encima y nos hemos ganado a pulso solitos.
Javier Auserd.

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