sábado, 25 de diciembre de 2010

La mala suerte y los gatos callejeros.

Ven Capitán Trueno,
haz que gane el bueno.
(Asfalto).
Los gatos callejeros están acostumbrados a la mala suerte incluso en las partes del mundo donde no se los comen.
Cuando no es la gentuza criminal que les abandona a su suerte, son los coches que les atropellan, son los niños que les ven y les chillan y les espantan, son las madres que chillan a los niños y les espantan (a los gatos, no a los niños), los perros curiosos, algunos dueños malvados de perros nerviosos, algunos servicios municipales de limpieza, la gente que pasa y no ve más allá de sus narices, la gente que pasa y no ve nada, la gente que pasa y les aplasta o les quita la comida de una patada, la gente que pasa gritando y les asusta, la gente que les ve y no sabe qué hacer y se pone a chistarles para hacerse el gracioso sin nada que ofrecerles, la gente que no sabe vivir ni dejar vivir a los demás, la gente que pasa y ...
Lablan es una gata callejera blanca, gris y rubia. La conocí recién nacida hace dos años asomando su cabecita (debajo de un coche momentáneamente aparcado) entre otros gatos mayores que fueron desapareciendo de la calle y se quedó sola, pero ella siguió viniendo al cubo de basura amarillo debajo del que le dejo la bandeja de comida porque es el sitio más relativamente estable y seguro de los alrededores. Otro gato callejero la preñó, ella se hizo cargo de sus niños, los cuidó, se fueron, se ha quedado uno con ella y ahora vienen a comer los dos cuándo y cómo les dejan coches, madres, niños, perros, otros gatos, fiestas, petardos, músicas, festejos, trasiegos y ... la gente.
Los gatos callejeros malconviven con la suerte/gente: una suerte negra, incolora, estridente, acechante, injusta, peligrosa, ignorante, lela. A veces pueden esquivar a los coches, a los perros, a los niños, a las madres de los niños, a los petardos, a los camiones, a los matagatos, a los despistados ... y consiguen comer. Ese instante es una tregua inmensa, eterna, aunque breve, gloriosa y triunfal. Luego ... no tenemos ni idea.
Los gatos callejeros se parecen a los niños del tercer mundo, a los refugiados, a los sin techo, a los parados, a los pobres, a los saharauis, a los sin suerte y sin esperanza. Por eso, estaría muy bien que la Ciencia nos confirmara lo de los universos paralelos y descubriera la forma de entrar en ellos, porque cualquier otro universo sólo puede ser mejor que este.
Felices suertes, queridos ... hermanos.
Javier Auserd.

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