Al entrar a matar, Capadosbajos,
se fracturó una costilla y dos teutones,
se descompuso mal los orejones
y le cayeron al suelo los cascajos.
Tal parecía que fuera a ser borrajo
sin la soberbia de sus alerones
mas en descuido de sus progenitones
una cigüeña de Düsseldorf lo trajo.
Así que entró a matar por corto y bajo
y se cortó él mismo los faldones
y la tremolación de un solo tajo.
Más le hubiera valido, en ocasiones,
meterse la lengua por el cuajo
y no salir trasquilado y sin cojones.
© Javier Auserd.
ERes muy bueno haciendo sonetos...
ResponderEliminarBueno, la verdad es que eres bueno en todo :)
Un beso muy, muy grande.
Ay, querida Sak, me halaga mucho que el cariño que me tienes no te deje ver mis defectos. Desafortunadamente, yo no me quiero tanto y los veo (es broma). Yo también te quiero. Un besazo.
ResponderEliminarTe ha quedado muy bonito...
ResponderEliminarClaro que te quiero, y además de quererte eres bueno escribiendo y haciendo sonetos.
Otro besazo.